En medio de críticas, la vicepresidenta le saca provecho a la situación y explica cómo el tema de su hermano hace que su lucha contra el narcotráfico sea más legítima.
La investigación publicada por los periodistas Gonzalo Guillén y Julián F. Martínez, ha significado un nuevo escándalo que sacude al Gobierno Nacional, específicamente a la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, por haber pagado una fianza en favor de su hermano por narcotráfico. Sin embargo, la funcionaria ha comentado a la opinión pública cómo el hecho significó una tragedia para su familia y que no implica que su vida política sea desacreditada.
Así lo dejó ver la funcionaria en entrevista con Revista Semana, dejando varias declaraciones que, más allá de explicar los detalles del caso, intentan convertir la revelación en una tragedia familiar, palabras que tanto ella como sus defensores han repetido en las últimas horas, convirtiendo pasando el debate de analizar una relación directa con el narcotráfico por parte de un familiar de la vicepresidenta a un hecho que debe ser considerado y lamentado.
Pero las declaraciones de Ramírez dejaron más detalles por analizar, pues además reveló que estuvo esperando la revelación durante varios años, palabras que comentó con la idea de mostrar la “carga” con la que ha tenido que vivir en los últimos 20 años, también confirman que nunca tuvo interés de revelar un hecho de semejantes características a la opinión pública.
Sin embargo, uno de los detalles que más resaltan de la entrevista fue ante la pregunta sobre si el hecho no le quita autoridad moral para liderar la lucha contra el narcotráfico, a lo que la vicepresidenta respondió asegurando que no, yendo más allá y decir que su “tragedia” le daba aún más valor a su lucha contra el tráfico de estupefacientes.
“Mi lucha contra el narcotráfico es porque tengo la autoridad moral de saber cuánto sufren las familias colombianas por cuenta del narcotráfico”, fueron las palabras de la vicepresidenta, quien además compartió experiencias sobre todas sus declaraciones en contra de quienes hacen política con el narcotráfico.