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Edificio estrato 6 obligó a su celadora a laborar durante un mes, sin salir de su puesto de trabajo

La cuarentena ha traído consigo no solo una aguda crisis económica y social, también ha mostrado miles de casos que van más allá de la indignación, llegando a rozar la esclavitud, tomando como excusa la permanencia de un trabajo fijo, aprovechando que en el país el desempleo se ha venido disparando durante las últimas semanas.

Esa es la historia de una mujer que trabajaba como celadora en un edificio de estrato 6 en el sector de ‘Rosales’ de la ciudad de Bogotá. La trabajadora habría pasado más de un mes sin poder abandonar la estación de ingreso del edificio, donde al parecer tuvo que vivir bajo condiciones de higiene completamente precarias y con apenas 15 mil pesos diarios para poder comprar sus alimentos.

Según reveló el diario El Espectador, la mujer identificada como Edy Fonseca, contó cómo los miembros del consejo de un edificio residencial ubicado al norte de Bogotá, del que no quiso dar el nombre, decidieron que la mujer se quedara trabajando de manera corrida, argumentando que el lugar “estaba en sus manos”, añadiendo como argumento la imposibilidad que tenía de salir debido a las medidas de aislamiento obligatorio dictadas por la Presidencia de la República.

Tras ser persuadida por los residentes del edificio, Fonseca tuvo que hacerse cargo de la portería desde el pasado 25 de marzo, ya que, según advierte el rotativo, tras haber cumplido un año trabajando como celadora tuvo que cubrir el turno de otro compañero que se hacía cargo de otro horario de trabajo.

El relato se hace aún más escabroso conforme la mujer comentó la forma en que tuvo que trabajar, advirtiendo que recién fue convencida de quedarse cubriendo la totalidad de los turnos, los inquilinos le prometieron llevar un colchón inflable para que pudiera descansar, sin embargo, con el paso de los días la promesa nunca se cumplió, por lo que la mujer tuvo que pasar los días durmiendo sobre un cubrelecho que ella misma llevó.

Además, la mujer tuvo que gastar apenas 5 mil pesos por cada comida diaria, así como lidiar con un baño que no contaba con suministro de agua. La mujer en varias ocasiones pidió que se le diera salida puesto que tiene una hija pequeña dependiente de ella, así como lo fue la muerte de un sobrino al que no pudo visitar.


“Caí en depresión, me estresé, se me subió el azúcar. Yo les dije que estaba enferma, pero no hicieron nada. Una residente que es médico un día me vio mal, entonces me compró un suero y unas pastas. Eso me ayudó como por dos días, pero volví a enfermarme”, comentó la mujer.


Todo ello terminó en que la mujer pudiera salir del lugar luego de sufrir de parálisis facial en la mitad de su rostro y tener que ser trasladada por una ambulancia, lo que generó que el presidente del consejo del edificio la despidiera. Por el momento el abogado de Fonseca prepara un proceso contra los inquilinos por cargos que van desde lesiones personales y psicológicas, hasta las distintas ilegalidades presentadas en su contratación, la cual puede llegar a rozar el secuestro.