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La silla vacía de Duque en la Minga indígena frente al Palacio de Nariño

Los marchantes cumplieron su promesa de hacer notar la ausencia del jefe de Estado, dejando aún más complicada la opción de llegar a un acuerdo a corto plazo.

El camino recorrido por los miles de indígenas, y demás organizaciones que se sumaron a la manifestación del día de hoy, cumplió su objetivo principal de instalarse en la Plaza de Bolívar, en la cual los líderes de la Minga habilitaron un espacio de diálogo en el que esperaban reunirse con varios representantes del Gobierno Nacional, especialmente con el presidente Iván Duque, quien, como hizo saber en días pasados, no asistió a encuentro.

Ante la ausencia del mandatario, los representantes de la Minga indígena decidieron instalar una ‘silla vacía’ para resaltar cómo el presidente Duque pasó de prestarse al diálogo con las comunidades, quienes vienen exigiendo desde hace varios meses que se presente ante ellos para buscar soluciones a los problemas que viven sus comunidades y sus regiones en general.

Luego de ubicar la silla en la tarima ante la vista de todos los asistentes, los chiflidos y gritos de protesta se hicieron sentir. En medio de los murmullos y de las arengas contra Duque, uno de los líderes de la Minga aprovechó los micrófonos para dirigirse al Jefe de Estado y criticar su actitud de no querer conciliar con el pueblo.

“La Minga del suroccidente colombiano y la minga nacional lo invita al debate, esperamos su presencia… por cuarta vez. Señor presidente, nuevamente lo llamamos al debate, tenga usted la dignidad de acompañar a este gran pueblo que sueña con un mejor país”, afirmó el líder indigena.

Tras las palabras del representante de una de las etnias que acompañan la Minga, otros participantes de las marchas habló para la multitud, recordando cómo el desplante que se les está haciendo desconoce sus derechos y cómo “sus autoridades ancestrales son reconocidas constitucionalmente como jueces naturales de la República en sus territorios”, citando el Convenio 169 de la OIT de la Ley 21 de 1991, que desde su óptica sigue siendo respetada por los gobiernos de turno.