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“El que nada debe nada teme”: Lanchero que vendió mojarras en 2 millones de pesos dijo haber sido amenazado

El hombre contó que los turistas se portaron de manera violenta contra él y que sólo intentó defenderse de los ataques.

En los últimos días se ha contado una historia que se ha hecho viral en redes sociales y que ha indignado a todo un país. Se trata de los cobros excesivos a los turistas en Playa Tranquila, en la isla de Barú, cerca de Cartagena, algo que se ha vuelto un tema recurrente en esa zona del país.

El caso en particular que ha generado tanto polémica se presentó con dos visitantes ecuatorianos a los que les cobraron más de 2 millones de pesos por unas mojarras y cuatro cervezas, haciendo que la gente en redes sociales se manifestara a su favor y se emprendieran denuncias en contra de ese tipo de vendedores que se aprovechan del desconocimiento de los turistas.

No obstante, la historia no ha terminado ahí, ya que al parecer también existe una riña dentro de lo ocurrido, pues al parecer los foráneos les consultaron a turistas locales si el cobro era consecuente con lo que habían pedido y que tras darse cuenta que los estaban estafando, hicieron el respectivo reclamo a las personas del negocio y allí se desató la confrontación entre ambas partes.

Por medio de uno de los videos compartidos en redes sociales se puede ver cómo uno de los lancheros intenta agredir a una turista que registró todo lo que estaba pasando, al punto que la visitante contó su versión de lo que pasó en Noticias Caracol y denunció el peligro que sintió en aquel momento.

“Cuando estoy grabando me tiró el celular, me dio un golpe en el pecho, obviamente mi esposo reacciona y sale agredido por el señor; después el señor nos intimida diciendo que nos va a apuñalear”, contó la turista ecuatoriana al informativo, a quienes contó la fuerte decepción que terminaron siendo sus vacaciones por culpa de estos vendedores.

Ante lo ocurrido, el lanchero señalado, Daniel Cervantes, habló con el mismo medio y dijo: “Ella se me pega atrás grabándome y le digo: ‘Me sigues grabando y te boto el teléfono’; me acerca el teléfono a la cara y la manoteé. Cuando le manoteé el teléfono, el marido me agredió, me tiró dos trompadas y yo me defendí”.

Por último, Cervantes reconoció que este tipo de situaciones no les ayuda a los comerciantes del sector, ya que viven del turismo: “Playa Blanca está ganándose una mala fama y es una playa muy famosa que al tiempo nos dicen que vamos a quedar sin turistas y eso es algo que nos perjudica a todos nosotros los nativos, más que todo. Yo por lo mismo estoy dando mi cara. Como dice el dicho, el que nada debe nada teme”.