La indignante noticia del caso de una celadora que fue, prácticamente, obligada a desarrollar su trabajo durante un mes seguido, en condiciones para nada aptas, en un edificio ubicado en un reconocido sector estrato seis de la ciudad de Bogotá, sigue generando reacciones y tomando relevancia en el país.
Edy Fonseca, la mujer de 51 años víctima de lo que muchos han tildado como un caso de esclavitud, contó en entrevista para Semana TV detalles de lo que tuvo que pasar en el edificio Luz Marina, ubicado en el exclusivo sector capitalino de Rosales.
Fonseca explicó a la periodista Vicky Dávila, directora del canal digital de Semana, que más allá de los claros quebrantos de salud, sentía una tristeza profunda por haber perdido su trabajo luego de quejarse por lo que estaba sucediendo.
“Estoy muy triste por toda esta situación, por haberme quedado sin trabajo”, expresó Fonseca durante la conversación, asimismo, narró que además de prestar el servicio de vigilancia, tuvo que realizar labores que no le correspondían y sin un pago extra por ello, “fuera de eso, tocaba hacer el aseo de todo el edificio”. La mujer afirmó que le “pagaban 1’300.000 pesos” y que la tenían afiliada a un sistema de salud, pero que, aún así, en ocasiones “bajaban el sueldo”.
El extenso horario laboral, las labores tanto propias como ajenas al objeto de su contrato, y las condiciones en las que desarrollaba estas mismas, produjeron en Edy un episodio de estrés que desencadenó en “parálisis facial”. Pues, según narra la mujer afectada, desde mediados de marzo la administración del edificio ordenó que debía permanecer allí y quedarse a cargo debido al aislamiento obligatorio decretado por el Gobierno Nacional; motivo por el cual tuvo que optar, prácticamente, por irse a vivir allí en condiciones altamente inadecuadas.
Las afectaciones de salud que se produjeron en la mujer, a causa del inhumano trato recibido, provocaron que tuviese que ser sacada del edificio en ambulancia, lo que, según cuenta, produjo que perdiera su empleo. “El día 23 de abril cuando me sacaron en ambulancia, el presidente (de los directivos del edificio) se acercó a la ambulancia y me dijo que ‘en el problema en el que los había metido, que hasta ahí trabajaba’”, denunció Fonseca, y acto seguido señaló como responsables “a la doctora María Fernanda Vargas (administradora) y don Óscar Osorio”. contó Edy.
Entre el relato, la afectada señaló al senador Germán Varón Cotrino, pues afirmó que este se había comunicado con ella para notificarle que debía “presentarse a descargos” por abandonar su puesto. Esto provocó que Dávila se pusiera en contacto con el senador miembro de Cambio Radical para que este diera a conocer su versión.
“No tomé la decisión, no acordé ninguna circunstancia de orden laboral con ella […]” aseguró el senador mientras aclaraba que él no vive en el edificio en cuestión, pues era su madre quien residía allí y que ella “falleció el 19 de marzo”, por lo que, según dijo, se acercó para conocer aspectos del edificio y el tema de discusión sobre respecto a la vigilante.
“[…] luego de escuchar el caso, que me pareció complejo, yo expresé que no estaba de acuerdo con que a ninguna persona se le violaran los derechos humanos, que se debía escuchar lo que había pasado”, afirmó el senador durante la entrevista.